lunes, 6 de julio de 2015

Charles Baudelaire

                 




      El vampiro


   Tú que, como una cuchillada;
   Entraste en mi dolorido corazón.
   Tú que, como un repugnante tropel
   De demonios, viniste loca y adornada,


   Para hacer de mi espíritu humillado
   Tu lecho y tu dominio.
   ¡Infame a quien estoy ligado
   Como el forzado a su cadena!,


   Como al juego el jugador empedernido,
   Como el borracho a la botella,
   Como a la carroña los gusanos.
   -¡Maldita, maldita seas tú!


   Supliqué a la rápida espada
   Que conquistara mi libertad
   Y supliqué al pérfido veneno
   Que sacudiera mi ruindad.


   ¡Ay!, el veneno y la espada.
   Me desdeñaron diciéndome:
   -No eres digno de que se te libere
   De tu esclavitud maldita.


   -¡Imbécil! -Si de su dominio
   Te libraron nuestros esfuerzos,
   Tus besos resucitarían
   El cadáver de tu vampiro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario